TRATADO SOBRE EL DOLOR

La Octava sinfonía  de Shostakovich es la respuesta (una más) del compositor ante el sufrimiento, el propio, el de todos. «Y entonces llegó la guerra y el dolor se volvió común. Podíamos hablar sobre ello, podíamos llorar abiertamente, llorar por nuestros caídos. La gente dejó de temer a sus propias lágrimas». Una genial rareza esta colosal sinfonía, una de sus obras más intensas, que surge como el réquiem de guerra particular de Shostakovich junto a su Séptima . Si aquella versaba sobre el horror que venía del exterior, de alguna manera esta refleja la desolación provocada por el propio bando. La sombra de Stalin se hace más y más alargada. Él mismo lo dijo: Cada nuevo éxito de la Octava  es otro clavo en mi ataúd. El Shostakovich más profundo, el «enemigo del pueblo», el más humano, nos golpeará sin remedio. Antes, Casablancas nos sumergirá en un mundo de sueños agitados y reveladores que nos conducirán a su particular epifanía, sobre el «pensamiento poético» de Rafael Argullol, mientras que Bartók nos será mostrado prácticamente en su último suspiro, víctima de una leucemia que sin embargo no le impidió esbozar su Concierto para viola , de cautivadora atmósfera, tan trágica como elegante, y que su amigo Tibor Serly completó en la edición que escucharemos con la Orquesta Nacional.