Bedrich Smetana, que acabó sus días sordo y recluido en un sanatorio mental, siempre lo dio todo por la patria. En un último acto de heroísmo musical, cuando su vida y sus mejores tiempos ya habían volado, como de forma estremecedora recoge en su cuarteto para cuerdas «De mi vida», erigió una monumental oda nacionalista en seis capítulos independientes, que agrupó bajo el nombre de Má vlast (Mi patria). El imponente castillo de Vysehrad, el Moldava en una de las músicas más sugerentes de la historia, la guerrera Sárka con la lucha de las mujeres por ser libres, los bosques de Bohemia, la ciudad de Tábor y la montaña Blaník, donde según la leyenda, duermen en su seno las tropas de San Venceslao, quienes acudirán a defender la nación checa cuando esta más lo necesite. Todos ellos se dan la mano bajo el manto nacionalista de Smetana, cuyo corazón latía al límite por su tierra, aquí al completo en una batuta sobresaliente como la de Semyon Bychkov.
