MUERTE ENTRE LAS FLORES I: ENTRE HERMANOS

Schubert como unidad de medida universal. Para calibrar lo inmediatamente anterior, para valorar todo lo posterior. Que la Nacional confronte sus sinfonías, - Juanjo Mena mediante -, todas ellas estrenadas tras su muerte, con el Britten concertístico y el del Réquiem de guerra, véase el antibelicista, supone una absoluta genialidad. La muerte entre las flores. En esta primera cita, se escucharán frente a frente sus dos sinfonías en do mayor, la Sexta «La pequeña»  y la Novena «La grande».  La primera cierra un ciclo inicial, embebida del último clasicismo; la última fue completamente incomprendida cuando Schubert intentó, sin éxito, estrenarla en vida. En su Concierto para violín, Britten vuelve a bailar con todos. Con Beethoven obviamente, engarzándose así con Schubert, también con el contrapunto de Bach y sin perder de vista a sus contemporáneos, como puede ser Berg, cuyo estreno de su concierto para violín presenció en Barcelona. No sólo escuchó su música, sino que se llevó consigo la desolación de un país arrasado por la Guerra Civil, cuya angustia y dolor transfirió a una partitura que duele a cada compás.