COGER AIRE

«Siempre que tengo algo importante que decir, tengo que parar y coger aire primero». Es por eso que la Segunda Sinfonía de Bruckner está plagada de pausas que le valieron, durante un tiempo, el sobrenombre de Pausensymphonie.  Tan trascendental la consideraba el compositor que fue esta la partitura escogida para presentarse ante su idolatrado Wagner. «Muy agradable», fueron las palabras de este. Todo un logro ante el endiosado músico. El de Esa-Pekka Salonen es uno de los conciertos para violín más significativos de los compuestos en lo que llevamos de siglo. Una yuxtaposición de lo puramente clásico con incursiones pop-rock donde, según el propio compositor, abarca la gama de expresión más amplia que pudo imaginar. La suma de sus experiencias como músico y como ser humano al llegar a los 50 años, mostrando no sólo al Doctor Jekyll, sino también a Mr. Hyde. Será presentado por Leila Josefowicz, quien estrenó la obra. Ya saben, cojan aire.