Sabemos quién es Emmanuel Pahud. Tenemos localizado su atril sagrado en la Filarmónica de Berlín. Conocemos su carrera de solista sensible y versátil, heredero de Rampal más por nacionalidad y correlación epidérmica -flautista y francés, en fin- que por haber profundizado en el asunto de la parentela artística. Sabemos quién es Emmanuel Pahud pero conocemos mucho menos al autor de quien va a interpretar su «Concierto para flauta», nada menos como preámbulo de «La creación» de Haydn. Se llama Carl Reinecke (1824-1910), un compositor germano, muy prolífico y más aún longevo (84 años) entre cuyos méritos figura el de haber sido profesor de Isaac Albéniz, Max Bruch, Leos Janacek, Frederik Delius y Edward Grieg, más o menos como si hubiera inoculado a todos el «veneno» del nacionalismo y como si, a cambio, se reconociera a él mismo como el último superviviente del post-romanticismo centroeuropeo. Fue pianista Reinecke, pero su debilidad era la flauta. A ella dedica su obra más conocida, la «Sonata ondina», precursora del «Concierto para flauta» con que se despidió de la música en 1908, dos años antes de morir.