Sinfónico 07

La compositora italo-argentina de adopción vasca María Eugenia Luc es titular de un catálogo de un refinado y cautivador tratamiento del color armónico e instrumental. En Profondissima quiete explora los límites de la percepción del tiempo tomando el aspecto tímbrico-armónico como verbo y motor que conduce el discurso sonoro a través de texturas, densidades y velocidades cambiantes. Mucho antes del viaje a Egipto de Saint-Saëns que inspiró su quinto concierto de piano –estrenado en 1896–, artistas como Delacroix, Nerval o Flaubert habían practicado y transmitido ya su fascinación por el Oriente. Esta partición del mundo –nosotros/ellos– se expresó de muy diversos modos en el arte musical, pero la publicación en París en la década de 1860 de las Chansons arabes, mauresques y kabyles de Salvador Daniel ejerció tal influencia que hasta Rimski-Kórsakov en la lejana Rusia acabó tomando prestadas sus melodías. La melodía nubia citada en el movimiento lento del concierto y los colores «orientalizantes» que convierten a Scheherazade en una obra quintaesencial de la identidad rusa como región «fronteriza», dan fe de esta fascinación y de sus frutos musicales a lo largo y ancho de la vieja Europa.