EL MUERTO AL HOYO

La isla de los muertos, que no fue una sino una serie de pinturas del simbolista suizo Arnold Böcklin, obsesionó a Hitler y ha inspirado a artistas de la más diversa índole, desde Strindberg a Ridley Scott en su última entrega de Alien. En el terreno musical, la versión más conocida la ha realizado Rachmaninov con su obra homónima. Una respiración en forma de vaivén contempla la muerte ante nosotros, con el  Dies Irae como constante y una suerte de variaciones sobre el tema principal, del mismo modo que Böcklin realizó varias versiones de su obra. En claro contraste se ofrecerán los pinos y las fuentes de la capital italiana, en una de las paletas de color más vivas e intensas de todo el panorama musical. Respighi poniéndonos a prueba con los atardeceres, los calores y ese olor a resina que en sus compases se nos clava hasta el tuétano. La ciudad y sus rincones nos zarandean, nos envuelven, nos contemplan. El muerto al hoyo y el vivo… a Roma. Ramón Humet, estrenará Desert, obra para orquesta y shakuhachi o flauta vertical utilizada por algunos monjes budistas para su meditación con la que celebraremos el bicentenario del Museo del Prado.