MÚSICA… ¡Y ACCIÓN!

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Por Gonzalo Lahoz, crítico musical

Lo hablaba con el pianista Lang Lang hace unos días: el poder de la música, como la más abierta y viva de todas las artes, y su capacidad infinita de tomar distintas formas y ser complementaria, concomitante y suplementaria del resto de ellas. Era cuestión de tiempo y tecnología que fuera de la mano del único arte completamente nuevo que surgió en el siglo XX (bueno, 1895): el cine. Aunque en realidad, desde los hermanos Lumière ya se recurría a la música como potenciadora y catalizadora de sus breves historias, recurriendo a intérpretes que ponían primigenias bandas sonoras en directo.

Con paralelismos en el nacimiento de la ópera, sobre la primera cinta que integró música y cine albergamos ciertas dudas: se considera oficialmente la primera El cantor de jazz, de Crosland, en 1927, como se considera la primera ópera L’Orfeo de Monteverdi, aunque hubiese otros intentos o “simulacros” anteriores. Uno de ellos, sin ir más lejos: Conchita Piquer (de la lejana Sevilla) (que les debía sonar como muy exótico), un cortometraje de diez minutos firmado por Lee DeForest (primero en grabar de forma simultánea imagen y sonido en la misma banda de celuloide), con una quinceañera cupletista cantando jotas y fados en 1923. En el periplo americano de Piquer durante los años veinte, por cierto, le acompañaba el compositor Manuel Penella (El gato montés, La malquerida, Suspiros de España…), muy ligado a América en general y México en particular, y quien pone música, en 1929, al primer largometraje español con sonido: El misterio de la Puerta del sol, fracaso absoluto estrenado en Burgos, donde las salas de cine no estaban preparadas para dar la bienvenida a la magia del sonido y con Juan de Orduña haciendo de Pompeyo Pimpollo… pero ese es otro tema.

De uno de los grandes pioneros mexicanos en la música clásica y el cine, Silvestre Revueltas, nos viene a hablar Alondra de La Parra con la Orquesta Nacional y un programa dedicado íntegramente a la “Música latina & Cine”. Concretamente de uno de sus últimos trabajos y primeros en la cinematografía azteca: La noche de los mayas, banda sonora para la película de Chano Urueta (con más de 100 trabajos dirigidos), estrenada en 1939.

Revueltas fascinó a propios y extraños, a todos los que se acercaron a su obra: Erich Kleiber, Paul Hindemith o, como no podía ser de otro modo, dado el particular tratamiento de los ritmos y recursos orquestales: Leonard Bernstein, quien afirmó encontrarse ante “un espíritu feroz, primitivo y violento que se expande en ritmos salvajes, sones agudos y gemidos siempre controlados por la sabia mano de un artista verdadero”. Y después de esto, díganme ahora que no acaban de mirar si quedan entradas a la venta…

De Bernstein se escucharán en este mismo concierto sus famosas Danzas sinfónicas de West Side Story, todo un hito del musical, la ópera y el cine. 11 Premios Oscar, tres Globos de oro y dos Grammy entre un total de 28 galardones, la reconocieron como una de las mejores películas de la historia, en un musical inspirado en el shakesperiano Romeo y Julieta, con la que Bernstein, una vez más, respondía ante la violencia.

Volviendo de nuevo la vista hacia México, De La Parra dirigirá el conocidísimo Danzón nº2 dos de Arturo Márquez, en cierto sentido otra respuesta hacia la violencia, con el levantamiento zapatista de 1994 como telón de fondo y que es utilizado en varios filmes, así como, por ejemplo, un corto homónimo mexicano que muestra a una estrella del cine en 1944, en la tierra donde el compositor pasaba su infancia. Un ritmo hipnótico, una sonoridad acariciante, una atmósfera palpitante que eleva a quien escucha en estallidos de color, sin perder cierto aire nostálgico de vista… sublime creación identitaria de un país.

Y por si todo esto pudiera saber a poco… otro giro hacia los Estados Unidos y una de sus obras más representativas: Rhapsody in Blue, de Gershwin, que en tantas y tantas películas ha sonado (El gran Gatsby, Mahattan, The King of Jazz…). ¡Y ojocuidao! A la batuta de Alondra se suma aquí el piano de un imprescindible del jazz: Michel Camilo. Gershwin mirando hacia el Blues con un piano y, originalmente, una banda de jazz. Agarrar las raíces y lanzarlas hacia el futuro, ¿Puede haber algo más USA?

Se le va a ir el cuerpo, se les va a ir la mente… van a disfrutarlo, van a go-zar-lo.

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