Preguntarse qué es Lo bello puede ser un poco como aquello de saber a qué huelen las nubes. Complicado, pero tan sugerente como que la imaginación se anticipe a la experiencia para empezar a obtener respuestas. ¿Qué es lo bello, pues? Para ayudarnos a encontrar respuesta, en esta primera edición del ciclo La Actualidad de lo Bello, la Orquesta y Coro Nacionales de España nos ha preparado una serie de cuatro conciertos para la temporada 2019-2020 donde, de la mano del amigo filósofo Hans Georg Gadamer, escucharemos las conexiones entre el arte del pasado y el arte del presente, con obras musicales donde la forma lo es todo.
Un camino – de momento – formado por cuatro pasos en el que comenzaremos con nuestra propia Metamorfosis, pasando por la meditación y el gozo, para alcanzar finalmente el éxtasis. Así, en enero se unirán de la mano Brahms y Schoenberg. La Segunda sinfonía de aquel con la Noche transfigurada de este, la conexión es real, como si uno cogiera un tren, haciendo transbordo para ir desde la parada del Romanticismo hasta la del atonalismo. Nos damos cuenta así de que este camino que iniciamos en la búsqueda de lo bello fue comenzado, en realidad, ya hace mucho tiempo. Dicen que no existe ya el nuevo arte sino la reconversión del que ya hemos experimentado. Una cosa fabulosa que nos permite saber quiénes hemos sido, conociéndonos desde nuestro presente. Y de ello nos hablan – y mucho – tanto Brahms como Schoenberg.
Dicen que no existe ya el nuevo arte sino la reconversión del que ya hemos experimentado
En marzo, como en nuestro particular via crucis del paradigma, pararemos a meditar. Lo haremos de la mano de Olivier Messiaen, uno de los grandes genios del siglo XX, quien se definía a sí mismo como teólogo, ornitólogo y compositor. En ese estricto orden. La de su Les offrandes oubliées es una música cuasi sinestésica, con reminiscencias sonoras de su adorado órgano, a la que se unirá al estreno absoluto de la nueva partitura de José Manuel López-López: Tisseur de sable; además de The four sections de Steve Reich, uno de los padres del minimalismo que en los sesenta y junto a Philip Glass, trasladaron el epicentro de esta nueva música estática, algorítmica, cíclica, hasta Nueva York. Lo de siempre, en realidad y de nuevo, en un inédito giro.
El Gozo llegará en mayo. Y lo hará poniéndonos bohemios con un viaje austro-húngaro. Haydn como el mayor de los éxitos en su momento - ya imperecedero. Como padre creador y guía de tanto. ¡La forma, la forma! Escucharemos aquí su Concierto para violonchelo nº1 y su Sinfonía nº80. A su lado Bartók, un absoluto visionario enraziado en las costumbres y sonidos de su tierra, con su Divertimento para cuerdas. Completará el programa las Danzas transilvanas para cuerdas de Veress, deudor y contemporáneo del bueno de Béla.
Y en junio, al fin, el Éxtasis. El arrobamiento colorista de Scriabin con su Poème de l’extase. Cromatismo musical en un poema etéreo a través de la armonía del color. “Soy un momento iluminando la eternidad… soy afirmación… soy éxtasis”. ¡Cómo perderse algo así! Del color y la luz que le da sentido también reflexionaremos, de algún modo, en la obra de Elena Mendoza: Salón de espejos. El reflejo sonoro con la orquesta como caleidoscopio musical, junto a dos pianistas y dos percusionistas. También de Josep Planells escucharemos Con Sprezzatura, en un encargo de la propia orquesta y de la WDR Sinfonieorchester de Colonia. Y como un camino cíclico, de ida y vuelta, donde el comienzo es el final y el final proviene del comienzo, una metamorfosis: la de Hindemitsh sobre temas de Carlo Maria von Weber. En el arte, en la música como nosotros mismos, somos tanto quienes seremos como quienes hemos sido.
Para Gadamer, además, la interpretación de la obra es condición sine qua non para que la obra como tal tenga una identidad propia… ¡cosas de la hermenéutica! Por ello, contará la nacional con tres batutas invitadas: Gordan Nikolić, Nacho de Paz y Nicolas Altstaedt, además de su titular David Afkham, respectivamente.
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