La reconstrucción de la catedral de Coventry —devastada por los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial— culminó en 1962, tras seis años de trabajo. Para la consagración del nuevo templo —que sería oficiado con su War Requiem—, Benjamin Britten quiso reunir a tres solistas procedentes de naciones antaño enfrentadas en la guerra: la soprano Galina Vishnévskaya por la parte soviética, el tenor Peter Pears por la británica y el barítono Dietrich Fischer-Dieskau por la alemana. El gesto, que intentaba tender puentes a través del telón de acero, tropezó sin embargo con las autoridades soviéticas, que vetaron a última hora la participación de la soprano rusa.
Entre la solemnidad ritual y la crudeza del testimonio personal, el Réquiem de guerra combina el texto litúrgico latino de la misa de difuntos con poemas de Wilfred Owen, escritos durante la Primera Guerra Mundial, desplegando un sombrío ceremonial que —lejos de sofocarlo— resalta la luminosidad de su mensaje humanista.
Autor | Pieza |
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Benjamin Britten
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Réquiem de guerra, op. 66 [78’]
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