Sinfónico 08

El papel de Leonard Bernstein como «enlace» entre las corrientes musicales estadounidenses más influyentes de los años de la Guerra Fría es mucho más rico y profundo de lo que su celebérrimo musical West Side Story pueda –por sí solo– sugerir. En este músico inabarcable se cruzan los caminos del populismo coplandiano, el serialismo americano, el jazz, las músicas judías, el teatro musical, la Tercera Corriente, el cine y la gran tradición clásica centroeuropea. Halil –«Flauta» en hebreo– es una pieza concertante dedicada a un joven flautista israelí muerto en la guerra árabe-israelí de 1973: estrenada en 1981, es además una de las obras más consistentemente dodecafónicas de su catálogo. Los Chichester Psalms (1965) se sitúan en un punto intermedio –no solo cronológicamente– entre la Sinfonía de los salmos de Stravinski y los Tehilim de Steve Reich. La inclusión de una estampa antisemita («Samuel Goldenberg y Schmuyle») en los Cuadros de una exposición no han enturbiado la fama de esta obra universal –de la que el propio Bernstein fue, entre otros muchos directores de orquesta judíos, un magnífico defensor–, siempre en la orquestación de Maurice Ravel que se ha adherido a ella como uña y carne.