Sinfónico 05

Basada en un relato del folclore bretón, la ópera de cámara en tres actos Follet es un nuevo ejemplo de la diversidad de registros que alcanzó la producción lírica de Granados, así como del imperdonable olvido del que sigue siendo objeto en nuestro país. Poblado de princesas medievales y duendes, el preludio del acto III es un claro testimonio de su filiación poswagneriana. Estrenado apenas una década después –en 1912–, el concierto para violín de Nielsen apunta tanto a la tradición –referencias a Bach– como a la renovación del género –estructura en dos movimientos–, sin renunciar al carácter «popular y espectacular» que se espera de este tipo de obras.

La segunda sinfonía brahmsiana se ha comparado a menudo con la «Pastoral» de Beethoven por la serenidad de su primer movimiento, pero esta asociación apenas hace justicia a otros matices igualmente reseñables de esta obra, como el aliento casi eslavo del scherzo, el desenfado liberador del finale, o el hecho de ensayar –o afrontar– el único Adagio entre todas sus sinfonías.